Puedes cambiar tus hábitos
Por Tamara GJ, el 26/02/2014

Definición de hábito
Ana Isabel Saz, en su Diccionario de Psicología define el HÁBITO cómo “forma de comportamiento o de actuar adquirida por aprendizaje, y sobre todo, por repetición. Comportamiento vinculado a situaciones y actividades significativas, necesario para la adaptación social o que constituye su expresión. Lo hábitos más representativos, también denominados “estilos de vida”, son de la ingesta, el sueño, los sexuales, los de conducción, los de relación social, los del trabajo, los de ocio y aquellos destinados al tiempo libre. Para adquirir un hábito es necesario repetir muchas veces la secuencia de movimientos hasta que se vuelva automática. El acto habitual, una vez desencadenado, se desarrolla solo, sin control voluntario”
Nuestros hábitos somos nosotros
Se dice que “el hábito hace al monje” para resumir que lo que hacemos cada instante, cada minuto, cada día, van formando todas y cada una de las partes de nuestra persona, física y mentalmente, por lo que si hacemos cosas buenas y productivas seremos mejores personas y tendremos más recursos para tomar las decisiones adecuadas y ver resultados positivos.
Los hábitos son nuestra forma (estilo) de vida, nuestra manera de disfrutar los momentos de felicidad y de enfrentarnos a los problemas. Nuestros hábitos somos nosotros.
Todos y cada uno de nosotros tenemos hábitos. Unos buenos y otros malos. De algunos somos conscientes y de otros no. Pero todos ellos son aprendidos y por tanto, modificables, así que busquemos la forma de convertir nuestras manías en habilidades positivas que mejoren nuestro estilo y calidad de vida.
¿Cuáles son tus manías?
Si de verdad quieres cambiar tu forma de vivir el día a día para ser más feliz, has de tomarte tu tiempo para reflexionar sobre cuáles son los malos hábitos que has desarrollado y qué puedes hacer para corregirlos. Lo mejor: sustituirlos por otros saludables, beneficiosos para tu salud física y mental.
Por ejemplo, fumar. Todos sabemos que es un mal hábito. Desde pequeños nos bombardean con campañas informativas sobre lo perjudicial que es para nuestra salud, los problemas asociados (mal aliento, mal olor, dientes amarillos,…) y las enfermedades que se pueden llegar a desarrollar (cáncer de distinto tipo, tos crónica, alteraciones cardio-vasculares…) y aún así muchos lo probamos y nos enganchamos.
Está claro que existe un componente físico innegable, la dependencia de las sustancias que lo componen, pero la adicción psicológica y/o social son las verdaderas limitadoras a la hora de dejar de fumar, porque el tabaco, como muchas otras manías, se introduce de forma progresiva, y quizás hasta divertida, en nuestra vida influyendo negativamente en ella.
La alternativa a ese mal hábito, podría ser sustituir cada cigarro por unos breves ejercicios de relajación o respiración, que además de bajar nuestra ansiedad, ayudarán a mejorar nuestra salud y autocontrol.
Muchas de nuestras manías ya son automáticas: las hemos repetido tantas veces que las hacemos sin darnos cuenta… sólo nos enteramos cuando nos topamos con las consecuencias negativas de nuestro mal comportamiento, que pueden ser inmediatas y/o lejanas en el tiempo. Soportables o catastróficas.
Para ser conscientes de nuestros malos hábitos hemos de realizar un profundo ejercicio de reflexión y meditación, además de observación e investigación: pregúntate a ti mismo y a los demás cuáles son las cosas negativas que tienes. Analízalas y busca alternativas que sean más beneficiosas y te ayuden a ser más feliz.
Aprender a desaprender
Una vez vayas teniendo claros cuáles son tus malos hábitos es el momento de actuar para cambiarlos:
- Haz una lista de tus malos y buenos hábitos: tienes que tener presentes en todo momento cuáles son tus limitaciones (lo que te impide avanzar, lo que te hace sentir mal, lo que no puedes controlar) y tus fortalezas (lo que te da seguridad y confianza, lo que te motiva y te hace sonreír, lo que te realiza y ayuda en tu desarrollo)
- Valora cómo te afectan cada uno de ellos en tu vida: puedes utilizar una escala de valores para puntuar las consecuencias de tus hábitos y ser plenamente consciente de cómo te perjudican (fumar puede ser peor que cenar mucho por la noche, pero ambos son malos hábitos que es conveniente corregir) o te ayudan (hidratarse, respirar o sonreír, son buenos, pero si sabes utilizarlos serán mejores)
- Busca la forma de rentabilizarlos en tu día a día: que sean un impulso y no una limitación hacía tus objetivos. Que puedas prescindir de las malas costumbres y potenciar al máximo las buenas. Que cada día tus hábitos marquen el camino hacia tus sueños.
Un pequeño ejercicio de reflexión
Aquí te dejo algunas preguntas para que recapacites sobre tu situación y las posibilidades de mejorar tu estilo de vida:
- ¿Cuáles son tus hábitos?
- ¿Cuáles necesitas corregir?
- ¿Cuáles te gustaría desarrollar?